Partimos de una situación comprometida, una parcela que limita al sur con la carretera nacional y al norte con el viario local. Estos condicionantes, que a priori pueden resultar favorables, sumados a otras limitaciones, someten la vivienda a una serie de zonas de servidumbre que reducen el suelo disponible para construir.
Este factor requiere que la vivienda se concentre más de lo deseable, apareciendo la problemática de la escala para la superficie demandada por los clientes. En respuesta a esto se recurre a la fragmentación de los elementos que componen el programa, aprovechando la exigencia normativa de utilizar cubiertas inclinadas como instrumento diferenciador de las distintas funciones.
La vivienda se separa en zona de día, noche y espacio de garaje, articulados por zonas de circulación horizontal que, a la vez que individualizan todos los puntos del programa requeridos, conectan visualmente estos sectores.
Los huecos cobran una importancia que va más allá del aporte de iluminación natural y ventilación. La utilización de grandes paños de vidrio conecta interior y exterior, permitiendo la apertura de las estancias al jardín. Con el control del número de huecos, tipología y tamaños, se jerarquizan las fachadas según la orientación y la privacidad que se busca en cada una.
Recurrir al uso de las cubiertas inclinadas nos permite dotar de un carácter específico a cada función, variando su sección y altura libre. Este recurso se refleja en las fachadas, que han sido tratadas para potenciar ese carácter diferenciador de los tejados. La parte baja de la envolvente se resuelve en piedra natural, aportando una imagen de robustez que se complementa con la apertura de grandes paños de vidrio desde la cota de suelo. Sobre la línea de dintel aparece un sistema de fachada a base de lamas de madera tecnológica.
Privado
2019
Diseño, Infografías, Residencial